Cosas que hacen a alguien genio

Payo Pascual
2 min readMar 18, 2020

(Pensamientos surgidos en el Museo Sorolla de Madrid)

Trocito de lienzo de Joaquín Sorolla.

Libertad. Para obtener apertura mental e ir más allá. Libertad para ser lo que uno es.

No ser obvio. Capacidad de sorprender a los demás, incluso a ti mismo. El arte va por otro camino al previsible, apela a algo que se escapa. Cuando uno contempla arte, no se cansa. El cerebro siempre encuentra retos que descifrar.

Punto de vista diferente. Girar la cámara hacia un ángulo donde no estamos acostumbrados a mirar. Mover la percepción. Doblar la esquina. Un genio no se sirve de lo común, porque forzosamente su ojo capta cosas que los seres comunes no ven. Es como si tuviera un espectro más amplio, más registros. Esta sensibilidad se traduce, indefectiblemente, en una mirada original. Los temas se agotaron hace mucho tiempo. Pero cuando surge algo nuevo todos movemos la cabeza: “¿A nadie se le había ocurrido esto antes?”. El artista toma un vaso y nos lo presenta como si nunca hubiéramos visto uno. Eso es lo maravilloso.

Divertirse. Uno puede ver en las pinceladas puro disfrute, expansión. En el fondo creo que el humor es inherente al genio.

La inevitabilidad de expresarse de manera diferente, aun sin proponérselo.

Entretener. Esto podría hermanarse con el punto 2, pero lo trasciende: es la no linealidad. Lo no obvio puede encaminarse hacia un terreno nuevo pero sin interés. El arte mantiene despierto, alerta, como la mente fresca y genuina de un niño. Diría que todo buen arte es ajeno al aburrimiento.

Ser honesto. Es el precio, muchas veces terrible y solitario, de escarbar hasta el fondo de uno mismo. Coherencia.

Saber de lo que se habla. Implica haber estado ahí muchas veces. Haberlo vivido, mordido, sudado. Una y otra vez. Una y mil veces.

Atreverse a ir contracorriente, a pagar el aislamiento que supone no pensar como tu entorno.

Duro trabajo. El gran aliado.

Todas esas cualidades hacen que el espectador jamás se canse.

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